Article Number: 12085
Soft Cover, English / Spanish, Glue Binding, 520 Pages, 2020
Sabel Gavaldon, Manuel Segade (Eds.)

Elements Of Vogue

availability unknown, if interested please write an email

Bodies are agents and products of history. Bodies are history made flesh, but they are also primary tools for understanding the past, present and future. History is a choreographed sequence of gestures that makes bodies intelligible to each other. Every gesture is a link in a chain binding us to gender, race and social class. Gestures solidify into identities. They enact identities that become natural through the systematic repetition of identical

gestures. And yet, a pose does more than that. Posing means becoming aware of how a body makes history. “To strike a pose is to pose a threat”, wrote Dick Hebdige referring to the meaning of style in youth subcultures. That’s why it’s important to trace the history of dissident gestures, to trace the genealogy of poses that are bold enough to confront the norm. This modality of performance may be described as radical because it opens up a space for imagining other possible bodies and futures. A radical performance invokes subjectivities for which no name yet exists and social choreographies that are still to come.

This notion of radical performance is what defines voguing, a popular culture that unfolds around transgender pageants and spectacular dance battles between queens of Black and Latino descent. Vogue is a defiantly queer dance style, the roots of which go deep down into the history of the African diaspora. It draws inspiration from the poses in top women’s fashion magazines, re-appropriating the elitist imaginary of haute couture and combining it with the vocabulary of Egyptian hieroglyphs, Asian martial arts and Afrofuturism. Such a transgender, multicultural hallucination is what made vogue emblematic of a fiercely underground scene: namely, the ballroom scene. Ballroom culture flourished in 1980s New York as a response to the AIDS crisis, but its history spans a century of fragile coalitions between minorities that have been consigned to the margins, incarcerated and pathologised throughout the modern period. In the stylised poses of voguing, the dancer’s hands do more than just draw figures in the air. These poses are a bodily transcription of a history of resilience that can be traced back to the 1920s, coinciding with the first massive drag balls of the Harlem Renaissance. With its elaborate rules, aesthetic codes and forms of social organisation, ballroom culture is still a platform to channel queer energies and affirm the lives of nonconforming bodies in what constitutes a case study of radical performance.
This exhibition investigates how minorities produce dissenting forms of beauty, subjectivity and desire. Those minority poetics and politics are viewed as a threat by the normative world, even as dominant culture craves them, as evidenced by the commercial exploitation of vogue by mainstream artists like Madonna. It‘s impossible to present a fixed portrait of a world as complex and protean as the ballroom scene. Instead, this exhibition looks into the political history of the body to retrace some of the key conflicts, struggles and transformations that converged in the emergence of voguing, while seeking its echoes in the histories of queer performance and popular culture in the African diaspora. Under this lens, voguing reveals itself as a case study to understand the meaning of radical performance and its potential to create new worlds.

— Sabel Gavaldon and Manuel Segade


Elements of Vogue
UN CASO DE ESTUDIO DE PERFORMANCE RADICAL

Los cuerpos son el agente de la historia, tanto como su resultado. Los cuerpos son historia encarnada, pero también son la primera herramienta a nuestro alcance para interpretar el pasado, el presente y el futuro. La historia es una secuencia coreográfica de gestos que nos vuelven legibles a los demás. Cada gesto es un eslabón de una cadena que liga a los sujetos a un género, a una raza y a una clase social. Los gestos se solidifican en identidades. Nos hablan de identidades que se naturalizan a través de la repetición sistemática de gestos idénticos. Y sin embargo, una pose es algo más. Posar significa tomar consciencia de cómo los cuerpos hacen la historia.Hacer una pose es lanzar una amenaza, como ya señaló Dick Hebdige con relación al significado del estilo en las subculturas juveniles. Por eso es importante trazar la historia de los gestos disidentes. Reconstruir la genealogía de aquellas poses que han sido lo suficientemente audaces para confrontar la norma.
Esta modalidad de performance puede ser descrita como radical, porque abre un espacio para imaginar otros cuerpos y futuros posibles. En la performance radical se invocan subjetividades para las que aún no existe nombre y coreografías sociales todavía por venir. Esta noción de performance radical es lo que define al vogue, una cultura popular que se despliega en torno a desfiles transgénero y espectaculares batallas de baile entre reinas negras y latinas. El vogue es una forma de baile urbano, desafiante y queer, cuyas raíces se hunden en la historia de la diáspora africana. Este baile se inspira en las poses de las revistas de moda, reapropiándose del imaginario elitista de la alta costura, a la vez que adopta el lenguaje encriptado de los jeroglíficos egipcios, las artes marciales asiáticas o el afrofuturismo. Es precisamente esta alucinación transgénero y multicultural lo que convierte al vogue en el emblema de una escena alternativa, fieramente underground. Nos referimos al ballroom. Esta es una escena que eclosiona en el Nueva York de los años ochenta en respuesta a la crisis del sida, pero cuya historia atraviesa un siglo de frágiles coaliciones entre sujetos minoritarios que la cultura dominante ha relegado una y otra vez a los márgenes, encarcelado y patologizado a lo largo de la modernidad. En las poses estilizadas del vogue, las manos del bailarín hacen algo más que dibujar figuras en el aire. Esas poses transcriben corporalmente una historia de resiliencia y de luchas culturales que se remonta a los años veinte y a los primeros bailes multitudinarios durante el Renacimiento del Harlem. Hoy la cultura ballroom, con sus elaboradas reglas, estéticas y formas de organización social, continúa siendo un lugar donde se articula la presencia de cuerpos disidentes en lo que constituye un caso de estudio de performance radical. Esta exposición investiga cómo las minorías utilizan sus cuerpos para inventar formas disidentes de belleza, de subjetividad y de deseo. Se trata de poéticas y políticas de lo menor que representan una amenaza a ojos del mundo normativo, aunque al mismo tiempo son ansiadas por la cultura dominante —basta con pensar en la explotación del vogue por parte de artistas mainstream como Madonna—. Es imposible ofrecer un retrato fijo de un mundo tan complejo y cambiante como la escena ballroom. En lugar de ello, esta exposición se adentra en una historia política del cuerpo para rastrear las luchas culturales y transformaciones sociales que convergen en la aparición del vogue, buscando sus ecos y resonancias en la historia de la performance y la cultura popular afrodescendiente. Desde esta óptica, el vogue se revela como un caso de estudio para comprender la emergencia de la performance radical y su capacidad para imaginar nuevos mundos.

— Sabel Gavaldon y Manuel Segade

ARTISTS

Charles Atlas, Dawoud Bey, Joan Jett Blakk, David Bronstein, Willie Cole, Emory Douglas, LaToya Ruby Frazier, Ellen Gallagher, Bam Bam Garçon, Gerard H. Gaskin, Lyle Ashton Harris, Benji Hart, Juliana Huxtable, Arthur Jafa, Marsha P. Johnson, D’relle Khan, Crystal LaBeija, Zoe Leonard, Glenn Ligon, Kalup Linzy, L.O.V.E. Lesbians Organized for Video Experience, Dorothy Low, Paul Maheke, MikeQ, Rashaad Newsome, Lorraine O’Grady, Paper Tiger Television, Adrian Piper, Carl Pope Jr., Pope.L, Qween Beat, Jay Jay Revlon, Marlon T. Riggs, Sylvia Rivera, Martha Rosler, Stephen Shames, Frank Simon, Lorna Simpson, Bruce W. Talamon, Terre Thaemlitz, Wu Tsang, James Van Der Zee, Jack Walworth, Andy Warhol, Cornel West, Ernest C. Withers, and a multitude of past and future voguing bodies.